miércoles, 24 de abril de 2013

Si estuviera delgada...






Desde pequeña siempre he tenido una gran facilidad para soñar despierta. 

Aprovecho el rato en el autobús para pensar que soy la presidenta que va a arreglar España, otras veces soy una patinadora que ha ganado por tercera vez una medalla olímpica, otras veces pienso que negocio voy a emprender o imagino la entrevista que me harán en Forbes…

Y en todos esos sueños me imagino delgada, siempre he asociado la delgadez al éxito.

Si estuviera delgada seguro que me hubieran cogido para ese trabajo

Si estuviera delgada seguro que hubiera ido mejor en clase y hubiera aprobado Francés en octavo

Si estuviera delgada…

Hasta que te das cuenta que solo es una excusa,  la excusa perfecta para no  luchar ni hacer nada por conseguir lo que quieres.

Al refugiarme en que no estoy delgada, me excuso para no tener que estudiar y esforzarme por conseguir un trabajo mejor, para no arreglarme por las mañanas porque como no merece la pena…

Y lo peor es que lo he estado utilizando para todo.

Es una manera de sentir que yo no tengo la culpa de lo que me pasa, sino que es por culpa de mi cuerpo.

Pero se acabó, voy a luchar por mi vida, por lo que quiero y voy a luchar para sentirme bien conmigo misma, para gustarme y demostrarme que puedo comerme el mundo.

Porque en esta vida no triunfan las delgadas, si no la gente segura de sí misma, la que se quiere, se acepta y se respeta tal y como es.

viernes, 19 de abril de 2013

Erase una vez



Erase una vez hace mucho tiempo, una princesa que vivía atormentada por una maldita obsesión que no podía quitarse de la cabeza… Su cuerpo, cada gramo que perdía, cada bocado que no comía, la hacía más y más feliz… pero le faltaba algo, nada llenaba ese vacío que ella pensaba que llenaría con la felicidad de ver algún día en el espejo un cuerpo que ella creía perfecto.

Hasta que un día encontró por fin algo que llenó su vida, pero siguió castigando su cuerpo, esta vez comiendo en demasía, atiborrándose de grasas y azucares.

5 años más tarde, aquí está de nuevo para intentar hacer las paces con su cuerpo, y no castigarlo más, ni privándolo de alimentos ni atiborrandolo.

Simplemente buscando el equilibrio que nunca encontró.

La princesa empezó a luchar para volver a sonreír.